El “Great Hobby World” es un punto de encuentro cultural para los amantes del coleccionismo, el cosplay y los hobbies. Ayer se llevó a cabo su octava edición en Tucumán.
“La idea es visibilizar estas pasiones y ofrecer un espacio inclusivo para todas las edades”, destacó su director general, Rubén Díaz Camacho.
El evento incluyó desde concursos al mejor disfraz hasta pulseadas, y nuevas propuestas como el certamen de “avioncitos” de papel, con el objetivo de fomentar la creatividad y el arte en tiempos donde lo digital predomina, incluso en los pasatiempos.
Dejar que el arte fluya y se dispare: las voces de los protagonistas
Afuera del Círculo de Magisterio de San Miguel de Tucumán, la temperatura no superaba los 20° en la tarde de ayer. Adentro del lugar, en cambio, se sentía un calor diferente. Es que entre los libros de la antigua biblioteca pública, se encendió la chispa de la ilusión y de la creatividad con la llegada del Great Hobby World. “Esto es arte, y permite que más gente se anime a crear”, remarcó Jonathan de 27 años, vestido como un caballero Jedi de Star Wars.
Para el joven fue su segunda experiencia en un evento como este. Llegó por curiosidad; la amabilidad de la gente lo hizo querer quedarse, y ya tiene nuevos sueños para próximas ediciones.
“Me gustaría incursionar en el acting, y no solo desfilar. Voy a participar del concurso al mejor cosplay, y aunque todavía no me animo a ir más allá, algún día quiero intentarlo”, señaló.
A un costado del salón, con lápiz en mano, Emanuel Núñez desplagaba su propio arte con caricaturas de todos aquellos quienes se sentaban en frente a su lienzo para ser retratados con máscaras o trajes de superhéroes como Deadpool (foto), Spiderman o el Chapulín Colorado.
Una de las más llamativas fue Lara, que estaba vestida como Thoru, un personaje de My Dragon que hipnotizaba a grandes y chicos. Ella tardó dos horas en estar lista para este evento, y confiesa que aunque esta vez su cosplay no le demandó demasiado trabajo, tiene trajes que tardaron meses en ser confeccionados.
El importante lugar de Argentina en el coleccionismo“Muchas veces no expresamos nuestros gustos por miedo al bullying o al qué dirán”, reflexionó por su parte Milagros Viera, que a sus 21 años se vistió por primera vez, como un Enderman que parecía recién salido de Minecraft. Ella se mostró lista para explorar su lado más creativo y demostrar que la imaginación no tiene edad.
Un concurso para volar bien alto: un récord de casi 13 metros
Los juegos analógicos tienen un valor especial en este mundo atravesado por la tecnología. Así quedó demostrado en una de las actividades más curiosas del festival de hobbies, que tuvo por primera vez el concurso de aviones de papel “Little Airplane Tucumán. Con solo una hoja A4 y mucha imaginación, chicos y grandes se sumaron a esta competencia que despertó la nostalgia y puso en juego habilidades como la destreza manual hasta el conocimiento intuitivo de la física.
Estos concursos no son algo nuevo, sino que se remontan a miles de años atrás, cuando ya en la antigua China y Japón se practicaban formas primitivas de origami volador. Hoy en el mundo hay categorías que premian la distancia recorrida, el tiempo en el aire, la precisión y hasta el diseño más creativo.
En la tarde del domingo, una hoja amarilla con el nombre de los concursantes en una de las alas del avión fue el instrumento que utilizaron los participantes para probar suerte. Ninguno de ellos pudo usar cintas, plasticolas ni clips, ya que el objetivo fue cultivar el espíritu lúdico y la creatividad.
Es que participar de este tipo de competencias estimula la coordinación, la motricidad fina, el pensamiento lógico y, sobre todo, creatividad. Tampoco se necesitó tecnología, ni habilidades avanzadas, ni dinero. Solo papel, ganas de probar y un poco de viento a favor.
En el Great Hobby World, el avión que más voló alcanzó los casi 13 metros de distancia, entre los aplausos y festejos de todos los que observaban la competencia. Así, en un contexto donde muchas veces los hobbies quedan relegados a nichos o al entorno digital, los avioncitos de papel recordaron que a veces volar está al alcance de una simple hoja doblada.
Descubrir tesoros de otras épocas: espacio para el coleccionismo
Un tierno muñeco del Topo Gigio reposaba en un estante del Colegio de Magisterio, junto a otros cientos de personajes emblemáticas de las infancias de los 80 y 90 a su alrededor.
La “Isla bonita” de Madonna, sonaba en los parlantes junto a otros clásicos de décadas pasadas, y decenas de personas se aventuraban a encontrar alguna joya entre los objetos que se exhibían en cada puesto de la feria de la Great Hobby World.
El coleccionismo moviliza otra forma de pasión: la del recuerdo, el detalle y la búsqueda paciente. En este evento, los coleccionistas encontraron un espacio donde sus tesoros -figuras de acción, cartas, réplicas, juguetes antiguos, piezas de anime y cine- no tan solo son valorados, sino compartidos con otros que comprenden su significado.
Para muchos de ellos, coleccionar no es acumular, sino contar una historia a través de ese objeto especial.
Es fanático de San Martín de Tucumán, se dedicó al coleccionismo y sueña con tener un museo de camisetasJulián Martínez, era uno de los que caminaba curioso por los estantes y en diálogo con LA GACETA, reflexionó: “para mí cada figura tiene su anécdota, cada réplica te lleva a un momento de infancia o una escena favorita. Este tipo de ferias que permiten exhibir, a veces intercambiar y redescubrir estos universos, me parecen fantásticas”, comentó.
Martínez caminaba junto a su hijo, algo que según él era un plus. “Le puedo mostrar qué me gustaba, y como viví en una época muy diferente a la que él vive”, añadió.
En un tiempo acelerado, el coleccionismo invita a frenar, observar y dedicar tiempo a lo que le apasiona a cada uno, para demostrar que los hobbies no son un escape de la realidad, sino una forma de vivirla de una forma más intensa.
Disciplina, fuerza y resistencia: exhibición y espíritu deportivo
Entre los disfraces coloridos y los estantes repletos de objetos coleccionable, también hubo lugar para la fuerza física y el espíritu deportivo. Una de las nuevas propuestas de esta edición de la Great Hobby World fue la exhibición de lucha de brazos a cargo de la comunidad local de este deporte. Aunque para muchos puede parecer un simple duelo de fuerza, detrás de cada enfrentamiento hay técnica, disciplina y camaradería.
Quienes se acercaron al hall central pudieron ver de cerca cómo se desarrollan estas pulseadas, conocer las reglas y, sobre todo, derribar prejuicios sobre una práctica que poco a poco gana adeptos.
Lejos de la imagen rústica que a veces se tiene, la lucha de brazos es un deporte organizado y entrenado con dedicación, donde lo importante no es solo ganar, sino construir un espacio sano para competir y crecer juntos.
Jesús Arce llegó desde León Rouge, y explicó cuáles son las reglas básicas como nunca levantar el codo, y siempre tirar con el cuerpo para evitar lesiones como la fractura del húmero, o el codo, todo.
El coleccionismo se cita en una fiesta“Es clave permanecer agarrado de un manillar para que todo sea más cómodo”, indicó el joven que también contó que en la provincia hay más de 40 deportistas activos. Todos ellos se reúnen a competir en distintos lugares públicos, como la plaza Independencia, la peatonal Muñecas, o Tafí Viejo donde también hay un torneo, y en Concepción.
Entre los chicos presentes, varios coincidieron en que el brazo fuerte se entrena, pero también se gana con cabeza, ya que la resistencia es clave.
Su deseo es que las invitaciones a ferias y espacios culturales se multipliquen, para que puedan mostrarse con más frecuencia, y hacer crecer esta disciplina que quiere salir de las sombras, y volverse una opción para chicos y grandes.